A que suena a pesadilla, pues admito que a mi me sucedió, no en el metro pero si en una boda. Para la ceremonia de mi prime me quise hacer un vestido corto con un sari que me había pedido desde India, muy bonito en color lila y melocotón con una cenefa brocada en hilo plateado y no me acuerdo porque al final no lo terminé (recuerdo hacerlo empezado y haber cosido la falda y el corpiño, pero que faltaba el pecho con el tirante). Con lo que tuve que tirar de fondo de armario y me puse un vestido rojo con escote palabra de honor, corte a la cintura y falda de media capa con enagua de tul (un diseño un poco años 50).
Que sorpresa la mía cuando me encontré con una amiga de la novia con el mismo vestido que yo. Horror de horrores, encima de que no habia conseguido hacerme mi vestido me encuentro con una gemela!!!!!
Y si esto puede ocurrir en boda donde solo hay entre 50 y 300 invitados, imaginaros en un paseo al centro de Madrid o Barcelona.
Estoy deacuerdo con que las posibilidades son realemte remotas, pero pensad lo que sentis cuando veis a alguién que lleva una camiseta que sabeis que teneis en el armario, o cuando veis un grupo de chicas delante vuestra que, sin llevar exactamente la misma ropa, llevan el mismo tipo de pantalón, camiseta y zapatos, por no decir el corte de pelo y el maquillaje. ¡Madre mía, si son clones!
Conclusión: las tendencias de la moda son un asco, viajas con ilusión a Paris o a Berlín y te encuentras con los mismos escaparates que aquí. Así pues, yo por mi parte, me da igual lo que piense de mí la gente con la que me cruzo por las calle pero prefiero llevar un estilo distinto y que indique mi modo de ver la vida a verme como un calco de la que va al lado mío en el asiento de tren.