Me recomendaron que para el viaje a París me llevara una chaqueta de punto, porque ocupa poco sitio en la maleta y abriga bastante (cosa que he comprobado es verdad), así que unos días antes de irnos eché un ojo a las tiendas del barrio y me compré una anodina chaqueta de punto fino de color negro.
Como el diseño es muy clásico y una vez puesta no dice nada de nada, decidí personalizarla un poco. Compré en la mercería un poco de encaje blanco con entredós y cinta de raso negra, un poco más ancha que el entredós del encaje para que quedara fruncida en vez de totalmente plana y así tuviera un poco más de gracia.
Y he aquí el resultado:
Ya allí cambié la posición del lazo para que quedara a la altura del escote.
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