Antes de que la cuarentena comenzará, cuando la gente tenía reuniones y comidas programadas, mi madre me pidió que le hiciera una chaqueta que fuera elegante, mona e informal; que sirviera tanto para el día a día como para una celebración.
Pues nada, reto aceptado. Para ello hemos utilizado un brocado en blanco roto y plata, por el revés (que el derecho brillaba demasiado y parecía "muy de boda") y, para aliviar elegancia, una tela vaquera en azul claro.
Hemos huido de los cortes más clásicos de chaqueta y hemos elegido un modelo asimétrico, con un amplio cuello.
Su dirección original |
Aproveché que la tela vaquera que habíamos escogido era tipo camisa (fina) para usarla como forro y así todo la chaqueta estubiera conjuntada en su totalidad.
Debo decir que, tanto la tela vaquera como los botones, los tubimos que pedir por internet durante la cuarentena, y estoy muy contenta con el servicio.
Y con esto solucionado comencé el trabajo:
Coloqué los patrones sobre las telas, los marqué y los corté. Entretelé las zonas vaqueras que se iban a ver en el exterior de la chaqueta: bordes del delantero, bajo de la espalda, puños y cuello; para que tubieran la misma textura y caida que el brocado.
Una vez que cosí los costadillos del dealntero y los de la espalda, uní los bordes de tela vaquera para que el delantero fuera una pieza (buenos dos, porque son dos delateros 😅) y la espada otra; y ya los pude juntar para poder ver un primer bosquejo de como iba a quedar la chaqueta.
Cerré el forro.
Cosí y uní las mangas.
Cosí las dos capas del cuello y lo fijé a la chaqueta, luego le coloqué el forro. Para darle la vuelta, lo hice por un puño, que cerré con pequeñas puntadas a mano.
Solo queda un buen toque de plancha y coserle los botones. Hemos escogido alamares, porque como iban a estar entre el borde vaquero y el cuerpo brocado, no nos aclarabamos con blanco, azul, forrados, metálicos...
Y listo.
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